domingo, 24 de abril de 2011

La sociedad de los mediocres o el complejo del Doctor en la vida social y Universitaria en Colombia


Una de las curiosidades que notan las personas que visitan a Colombia, es la singular manera jerárquica de las relaciones entre las personas, y es el uso “indiscriminado de Doctor”. Para algunos menos enterados de las bizarras formas sociales que la gran mayoría de colombianos quieren aparentar, pensaría que es una sociedad con una gran educación, muchos universitarios y profesionales con un posgrado de tercer ciclo. O una lozana y saludable comunidad ya que abundan los médicos.

Al hacer una disección de esta muletilla que se antepone a la presentación de las personas en Colombia, se observa los chovinismos que nuestra sociedad ha construido y mostrado como nación, es decir la falacia de un país desarrollado y educado. Esto es un arriesgado argumento, pero observemos paso a paso, como se propaga y se impone.

Escuchando en la radio, en los populares programa de de opinión de las mañanas, se mencionaba la crisis de líderes en la política colombiana. La ausencia de hombres y mujeres con un perfil y carisma, solo logrado por algunos connotados lideres en la primera mitad del siglo pasado, cuando la nación era aun una incógnita y un proyecto por escribir (y aún lo sigue siendo).

Hoy los políticos, pertenecen a una singular clase de profesionales que no hay tenido éxito en sus carreras, y han visto en la política un lugar donde pelechar (bonita palabra paisa) sin embargo, no guarda similitud alguna con hombres de gran éxito y prestigio en sus profesiones, reconocidos por sus logros.

Jorge Eliecer Gaitán prestigioso abogado, o el ingeniero Laureano Gómez, o el Empresario Alfonso López, sin mencionar otros grandes políticos y líderes, que se vieron envueltos en la política más que una opción, en una obligación de servir al país. A ellos no se les adorno con el Doctor o se les impuso Doctorados Honoris Causa, su dignidad estaba consagrada por su labor y trayectoria, y sumado más a su dimensión histórica.

Los políticos actuales, y otros profesionales que pululan en las universidades y el sector público, que usan el Doctor sin serlo, lavan con ello su mediocridad, se imponen un falso modelo de autoridad basado más en los formalismos que en los hechos. Y es atribuirle al resto de la sociedad una autoridad revestida en la ignorancia de los demás, para que su débil poderío no sea cuestionado por el peso de los argumentos.

Símil semejante ocurre en juzgados, empresas y universidades donde más el servilismo, la buena imagen, la socarrona diplomacia y la mediocridad, se le impone al primer que tenga un mínimo de poder el desgastado y mal usado Doctor. Sin dimensionar la verdadera importancia de ese título. Si seguimos en la ola vagabunda de decirle doctor a todo, miren lo que nos dice la muy socorrida Wilkipedia:

Doctor

Doctor puede referirse a:

§ Persona que ha adquirido el nivel universitario más alto (doctorado).

§ Título que la Iglesia otorga a algunos santos: doctor de la iglesia.

§ De forma coloquial, médico.

No hay espacio en la llama definición de wilkipedia, para jefes con ínfulas de superioridad, ni menos para mandos medios, altos y bajos, para imponerse impunemente una denominación que no les merece.

El Doctor como grado académico, pertenece a una visión en sociedades donde el desarrollo, la ciencia y la innovación son la llave del progreso y el desarrollo. Un Doctor es una inversión social; es invertir en una persona que va consagrar una larga parte de su vida a una faceta de la ciencia, para provecho de los demás miembros de la sociedad, y a crear y hacer crecer un país. Solo basta mirar como la educación de tercer ciclo (doctorados) es pilar básico de en los países del primer mundo o en desarrollo como India o Brasil.

Los doctores en minúscula, afectan gravemente el desarrollo y futuro de un país, vale recordar que están más encaminados a la gestión administrativa, que al conocimiento como objetivo. El doctor en minúscula está más aparentado por los lazos de sumisión que su figura impone a los, menos educados y favorecidos económicamente. Su posición es aprovecharse políticamente de las circunstancias. El doctorcito colombiano ha rebajado la dignidad del doctor a esta apabullante conclusión que este dicho nacional dice: Doctor en Colombia es cualquier… (Les dejo a ustedes repetir la última palabra de esta frase)

Educar Doctores (en mayúscula) es apostar por el futuro de los países, y no criar burócratas como ocurre en Colombia. El Doctor con mayúscula; está encaminado a crear conocimiento; esa es su función, hacer de la experiencia, la investigación y la educación una construcción de teoría que de soluciones a los problemas diarios y trascendentales de ese universo que es la sociedad y nuestro mundo.

Si tienes dudas al dirigirse a una autoridad política, judicial o laboral, nada más bonito que señor o señora con su respectivo título profesional señor juez, señor ingeniero, no disfraza nada y realza su experiencia como profesional.

Ya en la universidad o la academia, el decir profesor es una gran dignidad cuando se siente y lo es, y cabe para quien como docente se dedico a la administración o la gestión. Si por circunstancias la persona aun no ha podido ser Doctor, pero los meritos y obra y vida lo respaldan; hay una valiosa expresión y reconocimiento que vale más que muchos Doctorados y es la consagración como Maestro.

Respuestas 1 - La Mala Educación

(Hombres conversando: Elena Kudryashova, Rusia)

Este post abre el debate constructivo de la anterior entrada: La Mala Educación. El Patrimonio Turístico o el estar errado en las concepciones y orígenes de la epistemología de los programas de turismo en Colombia. agradezco al profesor Germán Caicedo, a quien respondo su comentario que esta publicado en el post pasado, y al profesor Edgar Bejarano por sus apreciaciones que igual están en los comentarios del post anterior, a ellos muchas gracias por hacer un espacio para el debate y construir conocimiento.

Estimado profesor Caicedo:

Estoy de acuerdo con la apreciación de La Candelaria, en si es un universo, que se debe seguir descubriendo y protegiendo. Pero más allá de la experiencia de vida y su importancia histórica, para el turismo y el patrimonio, hay que ampliar el debate más allá de la apreciación emotiva que despierta algunos lugares y que son a la vez su condena como destino turístico.

Valga leer el interesante artículo de: Hernández Ramírez, Javier (2007). “Hiperespecialización turística y desactivación del patrimonio" [1]. que menciona en algunas partes el uso de la definición de patrimonio turístico que muestra el Boletín Turístico en su Diccionario de turismo, y que usted a propuesto como replica a mi articulo. Esa definición y concepciones similares sobre patrimonio turístico ha producido el fenómeno de la hiperespecialización turística. Es la degradación de los espacios donde se reproduce el patrimonio, por parte de la actividad del turismo.

Y es zonas como La Candelaria donde el atractivo, es la vida tradicional del Cachaco o la Bogota decimonónica, que José María Cordobés Moure nos mostro en Reminiscencias de Santafé y Bogotá. Y de las cuales no quedan rastro alguno por el auge inmobiliario que el turismo ha producido, por ejemplo el hotel Victoria y desaparición de parte de la plaza de las Yerbas (plaza Santander). O el futuro Hotel Bacata que desfigurara aun más la homogeneidad arquitectónica del centro. Sumado a la presión que actividades anexas al turismo como: restaurantes, hostales, hoteles y galerías, han producido sobre los habitantes de la zona, que obligados por la re valorización de la zona se han visto presionados a dejar sus hogares, el patrimonio no es solo edificios, son la gente que llena esos espacios y habitan en ellos como raizales. Me pregunto fuera de la arquitectura que de autentico, de cultura o de patrimonio vivo ha dejado el turismo en la Candelaria, poco y cada vez menos, eso es la hiperespeciliazación del turismo.

Sobre los tipos de patrimonio (natural, cultural, turístico), mi propuesta es el carácter holístico y universal del término en sí. Quiero recordar que naturaleza es un concepto cultural, una idea que le da nombre a aquello que esta fuera del ámbito de la humanamente explicable en siglos anteriores al XVIII, y era lo que estaba fuera del entendimiento y dominio de la sociedad. Naturaleza ha evolucionado según la época y el método científico para descifrarla y dominarla, y es un proceso que habla como los grupos humanos en el tiempo, han interactuado, usado, interpretado eso que hoy llamamos medio, ambiente o naturaleza.

La separación que propone de diferentes tipos de patrimonio, es semejante al mismo proceso que ha padecido la ciencia y como consecuencia ha desembocado en la actual crisis ambiental. Y paralelo en el ámbito social la crisis de la cultura. Es el querer dividir toda unidad conceptual, vital o emocional como si fuesen átomos:

1. La separación de las partes entre sí y de éstas con el todo.

2. La separación de las causas y sus efectos.

3. La separación entre lo externo y lo interno.

Esto lo presento, con ánimo de poner en juicio la división de Patrimonio en diferentes tipos. Diseccionarlo es fácil pero no conveniente para enseñar, pero para la gestión de la cultura y del turismo es un exabrupto, ya que dividir las partes y usarlas separadamente del todo, descontextualiza y elimina la razón de ser de lo que es Patrimonio y Cultura, un todo universal que cada una de sus partes en si conforman ese único concepto. Por eso cuando se empezó hablar de sostenibilidad desde lo biótico, ecológico y económico sin lo social y cultural, se dio la crisis que hoy tenemos, y que hasta hace años recientes se ha cambiado, al discurso por integrar todo como parte de la solución de la crisis ambiental y cultural [2]. Y el turismo hace parte del problema a la vez de solución de varios problemas ambientales y sociales, como esta expresado en la Metas del Milenio de ONU, para el desarrollo sostenible.

1. Hernández Ramírez, Javier (2007). “Hiperespecialización turística y desactivación del patrimonio . La gestión eclesiástica del Patio de los Naranjos de la Catedral de Sevilla”. En V Coloquio Internacional Religión y Sociedad Patrimonio Cultural, Religión y Turismo, se celebró en Sevilla, España, del 24 al 26 de mayo de 2007.

2. Gore, Albert. An Inconvenient Truth in: http://www.climatecrisis.net/, (24 de abril de 2011

sábado, 23 de abril de 2011

La Mala Educación: El Patrimonio Turístico o el estar errado en las concepciones y orígenes de la epistemología de los programas de turismo [1]


Algunas especialistas dirán que no importa cómo se nombre las cosas, procesos o hechos, con tal de que se puedan identificar o saber que son. Pero no es lo mismo llamarse Judas Tadeo que Judas Iscariote (aprovechando la semana santa que paso) Cosa semejante ocurre con un curso que se dicta en varias instituciones de educación superior en Colombia que tienen como carrera técnica o profesional al turismo, la hotelería, gastronomía o agencias de viajes y es el curso o materia: Patrimonio Turístico.

Antes de iniciar con este ensayo y debate, quiero mencionar a mis lectores, que este artículo está inspirado en solventar las constantes dudas que estudiantes y colegas, sobre la ambivalente relación entre patrimonio y turismo, y la obligada cohabitación que algunos han forzado con el término patrimonio turístico. Además ofrezco unas anticipadas disculpas, sino he sido riguroso en las fuentes y textos teóricos que soportan mi disertación, este pequeño texto ha sido una breve diversión que me he permitido en esta semana santa de 2011. Espero recibir sus comentarios y críticas para mejorar no solo el texto sino el debate en torno al turismo en nuestro país.

Confusas confusiones, o los revueltos teóricos.

La justificación del nombre Patrimonio Turístico, se deriva de la definición de patrimonio que se usa en estos cursos (visión material de la cultura) [2]. Y valida como uno de los mayores atractivos turísticos que pose Colombia y América Latina, su legado histórico, material y cultural. Se asume que como el patrimonio le sirve al turismo, como medio y recurso, para fomentar, promover e incentivar las economías locales (el flujo de ingreso o capital) que son motor de desarrollo socio - económico del destino o lugar donde se halle dicho bien cultural.

Estos cursos tienen como patrón general enseñar los diferentes tipos (una escala muy taxonómica) de patrimonio, recitando con apego la tabla de bienes culturales que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y Cultura – UNESCO, ha estandarizado y que valga recordar, va desde los materiales con sus bienes muebles e inmuebles, hasta los de mayor complejidad de análisis como los inmateriales [3].

Escuchando algunos expertos, guías y docentes, validan este método ya que según, el profesional del turismo debe de conocer los tipos y bienes que el producto turístico exija, según el destino. Estos contenidos pedagógicos hacen un recorrido por la diversidad de bienes culturales y culturas que han habitado el país, al igual que procesos históricos, que han dejado un legado, bien o patrimonio en Colombia. Esto merece singular atención si es que son antropólogos, historiadores o especialistas en patrimonio quienes dan estos cursos y validan el conocimiento trasmitido.

Loable desde cualquier punto de vista recordar y darles a los futuros profesionales del turismo, la información de los diferentes periodos de las culturas indígenas que habitaron el Altiplano Cundiboyacence, la orfebrería y estilos de esta en los Zenues y Tayronas. O la huella arquitectónica y de artefactos que nos dejo la época colonial y republicana.

Pero aquí viene: ¿y para qué? Acumular conocimiento, si, ¡valido! Mejores guías, posible, diseño de productos turísticos, muy controvertible. Hay varios motivos que me gustaría señalar en este deficiente método y forma de enseñar patrimonio en las carreras de turismo.

Historia, anacronismos y desfases teóricos.

El primer defecto es el marcado tono historicista, no se alarmen, no es recitar fechas ni héroes. No, es más grave y trascendental. El historicismo, como modelo mecánico de trasmitir procesos históricos y resaltar algunos con mayor énfasis como el Bicentenario y hacer de ellos productos turísticos, como la Ruta Libertadora. Generan unos referentes controversiales entorno al patrimonio y la cultura. Es validar sin argumentos e investigaciones hechos, hitos de la historia que aun están en proceso de ser corroborados [4].

El historicismo, como debate en la historiografía, menciona el peligro de seguir interpretando procesos y estructuras históricas sin crítica y análisis. Ejemplo de ello es que no hemos ampliado el conocimiento del papel de la mujer (y no solo figuras como Manuela Beltral, Policarpa Savalarrieta - La Pola, sino la mujer de a pie de los pueblos), y de niños e indígenas y su participación en las guerras de emancipación. Al volver el Bicentenario y una ruta como productos turísticos, reforzamos en el imaginario colectivo la idea de tropas, procesos y héroes netamente masculinos, reforzando una sociedad patriarcal y machista, con sus nefastas consecuencias en las desigualdades de género, generacionales o de etnia [5] .

Como segundo caso para señalar las deficiencias de la educación en patrimonio y turismo, es el uso anacrónico del nombre patrimonio turístico. Patrimonio como concepto e ideario de identificación de los bienes culturales, inicia su desarrollo teórico en la ilustración (finales del siglo XVIII) parte en la reivindicación de proyectos nacionales en Europa, y el comienzo de la expresión o concepto cultura en los filósofos alemanes.

Legado, Cultura, y por ultimo el patrimonio, iniciaron su proceso como conceptos, y método para justificar la identidad de las jóvenes naciones europeas fruto de los idearios de la Revolución Francesa. Es en este momento histórico que se formaron las grandes colecciones botánicas e históricas, que dará pie a los primeros museos modernos, como depositarios de la herencia de estos pueblos. Desde este siglo, XVIII, es que la idea que cultura y patrimonio está ligado a los bienes materiales, hasta hace pocas décadas era aun la característica al hablar de patrimonio, aquellos artefactos y bienes muebles e inmuebles que reflejaron los gustos y vida cotidiana de las élites del pasado, y es lo que aún se enseña como patrimonio en las carreras de turismo.

La evolución del concepto patrimonio de una idea fija de bienes materiales a cultura dinámica y viva, se inicia en la segundad mitad del siglo pasado. Con el expolio que Aliados y principalmente los Nazis hicieron del arte y la arquitectura europea durante la segunda guerra mundial, y la posterior creación de la UNESCO para la protección de este legado material.

Con la participación de la UNESCO años después de su creación, se sumo a sus funciones el rescate de lo que se denomino culturas vivas, o la importancia de todos esos conocimientos, tradiciones orales y usos de la naturaleza que no habían sido tenidos en cuenta, al igual que las lenguas indígenas o en desuso. Permitió que el concepto patrimonio evolucionara a una idea holística entorno a todo los bienes culturales, que ha sido y son creados por todos los componentes y miembros de las sociedades que habitan en este mundo. Otra visión del carácter incluyente y universal de cultura.

El Turismo como concepto, aparece en tiempos y circunstancias diferentes. Comparado con el origen y evolución del concepto patrimonio no hay paralelismos, más bien una distancia desde sus orígenes. El patrimonio se gesta sobre la plataforma de la política, la cultura. El turismo está ligado a los efectos de la revolución industrial y el desarrollo de la sociedad capitalista. Vale mencionar a los teóricos de la sociología alemana del siglo XIX quienes acuñaron como fenómeno de la sociedad capitalista, la aparición del ocio y el tiempo libre programados.

Otro escenario de polémica, es la vulgarización del término geografía turística, que padece los mismos síntomas del exabrupto de la denominación patrimonio turístico. Pero es a los geógrafos alemanes de 1896 a 1939, en especial de la Escuela de Munich, que se le debe gran parte del aporte y desarrollo del turismo como objeto y no sujeto de estudio. Y es la dimensión territorial de este fenómeno, tomando como ejemplo las burguesías alemanas e inglesas, y sus viajes de ocio a los Alpes y el Mediterráneo. Pero este debate y esclarecer las diferencias, les corresponde a los geógrafos.

Con la consolidación de la sociedad capitalista y de consumo como proyecto universal, (incluyendo a las naciones que conformaron la URRS) El turismo cobra significado como modelo de desarrollo económico. Y a partir de la postguerra (1950) que el turismo cobra la dimensión que hoy pose como objeto de estudio y dimensión económica, que afecta de manera ambivalente las dinámicas sociales y culturales de las comunidades que actúan como receptoras de esta industria.

Validando las diferencias: patrimonio y turismo.

Hay un patrimonio turístico, claro que no lo hay, si lo quiere entender en términos de los balances de ingresos y egresos de una cuenta o un inventario de bienes físicos de un edificio o una tienda, pues tómenlo así, pero eso no refleja la vasta dimensión que el Patrimonio abarca para entender las culturas y la participación de la sociedad en la construcción de la misma como proyecto histórico y político.

Al hablar de patrimonio turístico, es vulgarizar la cultura y se monetiza, se reduce a un producto de cualquier paquete turístico, se rebaja su valor (valor no es igual que precio [6]) como elemento base de la identidad de las sociedades. En términos simples, estas propuestas educativas, lo que hacen sobre el futuro profesional del turismo, y luego se retransmite a los turistas, es el ponerle precio, a las costumbres, artesanías, bienes culturales. Igualando al mismo nivel un producto manufacturado o industrial con la identidad y legado de los pueblos. La pauperización, negación y desvalorización de la identidad, costumbres y legados de las comunidades.

En una dimensión moral y ética de la docencia y la enseñanza, el patrimonio esta unido a la reivindicación de la identidad, mas llanamente ¿quiénes somos? Los estudios en patrimonio deberían y deben, estar orientados a la investigación como base y luego a la protección, difusión y didáctica de nuestras culturas, somos un país y continente de múltiples sociedades y culturas: eso es la diversidad y riqueza de América.

A modo de sugerencia para esta generación de estudiantes y profesionales de turismo, en crisis de identidad; El turismo no es un patrimonio, tal vez para las grandes empresas y multinacionales de los viajes, hoteles y demás del sector turístico. El patrimonio es su gran herencia, el que justifica su identidad como colombiano, y si es mas existencialista motiva a que el turista justifique su sueldo como profesional, al visitar al país por sus atractivos y cultura.

Valorarlo y conocerlo es exigir que en su universidad o trabajo, una formación acorde a la responsabilidad como Colombiano y con las generaciones por venir (y eso que no se hablo en este ensayo de sostenibilidad) si señor usted como profesional del turismo es también un educador y protector de su patrimonio, de las personas que deben su existencia a la conservación de la cultura, es decir todos.

Por eso en próximos curso de Patrimonio y Turismo, espero ya hayan olvidado o cambiado el chip con esa anacrónica denominación que se ha debatido. Y pidan que no le den una educación de recordar y recitar tablas de bienes culturales, pídales a su maestro o maestras, entender el patrimonio como algo dinámico y vivo, no seguir dándole vueltas a la Candelaria, los Museos y al centro histórico de Bogotá. Demanden ir más allá, donde se gesta la cultura viva, donde come la gente, donde se hace la artesanía, donde está la autenticidad y no seguir perpetuando ese ciclo ciego y sin fin del turismo de masas y de la anomia que el turismo nos ha puesto a los demás colombianos, y ha reducido a la cultura a una moda o producto turístico más. Turismo es viajar hacia otro lugar y Patrimonio es viajar hacia nosotros mismos, nuestra esencia como sociedad y cultura.

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Julián Alejandro Osorio Osorio
Candidato a Doctor.
Mágister
Especialista en Patrimonio Histórico y natural
Universidad de Huelva España
Historiador
Universidad Nacional de Colombia
niguatero@gmail.com

1. Esta entrada del blog, es una respuesta a varias consultas que me han realizado estudiantes de Turismo, sobre proyectos de investigación y la preocupación sobre su educación como futuros profesionales. El titulo juega con la ambigüedad y polémica que plantea la película de Pedro Almodovar, sobre lo ético y moral de algunos métodos educativos y su resultados en la formación de personas
2. Aquí se plantea otro debate, la mayoría enseñan un concepto decimonónico y anclado en inmovilismo de los bienes culturales inmuebles.
3. UNESCO: http://www.unesco.org/culture/ich/index.php?lg=es&pg=00011#results (22 de abril de 2011)
4. Ministerio de Cultura de Colombia: http://www.mincultura.gov.co/bicentenario/ (22 de abril de 2011) y Vice ministerio de Turismo de Colombia, rutas turística: http://www.mincomercio.gov.co/eContent/newsdetail.asp?id=2670&idcompany=14 (22 de abril de 2011)
5. Otro punto que ha desmerecido atención en la educación e investigación en turismo en Colombia, es la participación de la mujer en la operación, gestión y ejecución del turismo. También en Osorio, Julián (2010) http://julian-osorio.blogspot.com/2010/07/los-historiadores-pop-star-vs-silveria.html (22 de abril de 2011)
6. Valor: Grado de utilidad o aptitud de las cosas, desde las sentimentales, pasando por la valoración moral. Precio: el valor pero en una dimensión pecuniaria o monetaria que se le asigna a un objeto, producto o servicio.