martes, 1 de noviembre de 2011




¿El patrimonio para qué?
Opciones y perspectivas de análisis social, histórico y ambiental*




Antes de iniciar con este ensayo y reflexión en torno a qué es patrimonio, quisiera advertir a los lectores, que para hacer más ilustrativa las ideas que pretendo debatir, tomare algunos ejemplos del contexto de la ciudad de Bogotá y la cuenca del río Tunjuelo, por ser cercano a mi experiencia profesional, además de mencionar que mi interés investigativo está vinculado a los estudios socio ambientales, en lo cual hare un mayor énfasis. Teniendo en cuenta a la naturaleza como un actor histórico de trascendencia en los procesos de identidad, reivindicación y construcción social.

  1. Introducción.

En los últimos años ha crecido de manera exponencial, un profundo interés por las características y detalles que nos diferencian de otras sociedades, como reflejo de esta comparación, ha surgido una fascinación por lo que nos hacen únicos y nos identifica. Aleccionados por la internet, la televisión y otros medios de información, y la  facilidad de poder viajar a otros destinos más allá de nuestras frontera. Ha despertado el auge por conocer las particularidades etnográficas, culturales y gastronómicas, que va en el sentido de conocer más de otros, para valorar y conocernos a nosotros mismos.

Esas señales de identidad y particularidad, representadas mayoritariamente por museos, centros arqueológicos, fiestas y comidas (entre otras muchas mas manifestaciones culturales) han generado una corriente de investigación que integra a las ciencias sociales y naturales, en un beneficio común por estudiar y entender cada objeto material e inmaterial en un conjunto único, que hacen distintivo a un pueblo, una sociedad, a un país inclusive a cada uno de nosotros.

El patrimonio como opción de estudio y análisis de los procesos de construcción y reproducción de los colectivos, ha tomado renovado interés en estos últimos años. Desde 1972 se firmó la convención del patrimonio mundial, consecuencia del grave riesgo de perder por el deterioro, saqueo e extinción bienes muebles e inmuebles representativos. Pero es en 2006 que se firma la convención sobre el patrimonio inmaterial, reconociendo que nuestro legado y futuro, va más allá de edificios y objetos, e incluye todo aquello intangible e inmaterial que da vida a la cultura local y global[1].

  1. ¿Qué es el patrimonio?

Intentar hacer una definición sobre patrimonio, es aún un ejercicio difícil, ya que depende desde qué perspectiva de análisis se quiere abordar. Este escollo tiene su origen en el mismo inicio y definición del concepto patrimonio. Entendemos que patrimonio es lo que se hereda, en nuestra sociedad aquellos bienes muebles e inmuebles que permanecieron de procesos históricos pasados. La mayoría de ellos por imposición de los gustos estéticos de las elites dominantes, o como símbolo de dominación social, política y económica. En contadas ocasiones como emblema de lucha ante la tiranía, la autoridad y la opresión[2].

Este cliché ha sido la mayor característica que ha definido al patrimonio como un concepto de exclusión e historicista. Ha sido reforzado por las políticas de conservación y difusión del patrimonio, además que los profesionales que han tratado el tema, han provenido de las ciencias históricas, como la historia del arte, la arqueología y la arquitectura entre otras disciplinas similares (valga anotar que también ha influido el turismo en definir y usar que es patrimonio). En Bogotá la mayoría del patrimonio que se considera de interés, está vinculado a los bienes inmuebles como iglesias, edificios afines con el poder político, económico e inmuebles exhibidos y protegidos en museos, que reflejan los gustos generacionales y de las élites, en torno al arte, lo curioso o étnico y la estética de cada época.

El otro gran problema para especificar y delimitar qué es patrimonio, es como ya se ha mencionado el carácter de ser una herencia que se nos transmite como colectivo, pero que en el transcurso del tiempo en que esos bienes son trasladados entre las generaciones, los desastres naturales, conflictos bélicos, cambio de uso o simplemente por falta de interés o descuido, han aumentado o disminuido en cantidad, o se transformaron, cambiaron o desaparecieron. Esto nos muestra que el patrimonio no es fijo, es móvil según las circunstancias sociales, ambientales, políticas y económicas, en las que fueron gestados.

Un hito urbano que nos puede ilustrar cómo el patrimonio se refuerza por los discursos de la elite y la inmovilidad, es el ejemplo del 9 de abril de 1948, donde se utilizó la excusa de la destrucción, incendio y destrucción de los edificios más emblemáticos que había sobre la carrera 7º, para explicar la decadencia y depredación arquitectónica del casco histórico de la ciudad, atribuyendo tal suceso a la multitud enfurecida por el asesinato de Jorge Eliecer Gaitán. Recientes estudios históricos y arquitectónicos nos demuestran otra realidad sobre este hecho, donde políticas de desarrollo urbano, intereses inmobiliarios o simple transformación de los gustos arquitectónicos, cambiaron la cara del antiguo centro histórico,  por el que conocemos ahora[3].

El superar el carácter historicista y de clase, conjuntamente con la inmovilidad social, temporal y espacial de lo que creemos que es patrimonio, nos permite ver por encima de estas barreras conceptuales. Se nos abre entonces un amplio campo de posibilidades, en la medida que entendamos que el patrimonio va más allá de las definiciones de clase, e incluimos a toda la sociedad en su conjunto, como creadora de patrimonio, es un proceso voluntario de toma de conciencia colectiva, respecto a alguna o algunas manifestaciones culturales propias. Donde se resalta aquello que da representatividad e identifica al grupo como único respecto a otros[4]. Si además aceptamos el carácter de herencia y legado, el patrimonio cumple la función de respaldar la transmisión de los elementos con los cuales se garantiza la reproducción del colectivo.


  1. Qué clases de patrimonio hay (tipos de patrimonio)

Es obvio decirlo pero la respuesta es uno, lo que nos identifica y nos da representatividad (patrimonio Cultural) pero siendo un poco más sutiles y amplios, hay muchos elementos y bienes que dan identidad y representan a un colectivo. Desde los procesos  históricos pasando por la cultura y los recursos biofísicos, un amplio abanico de posibilidades para analizar.

Esto nos permite hacer una subdivisión en torno a qué patrimonio estamos investigando o reconociendo. Se ha comentado el dominio que ha tenido y tiene las ciencias históricas en señalar y decirnos qué es patrimonio, pero hay elementos no visibles como la comida que dan representatividad a un grupo. ¿Qué seria de los bogotanos sin el ajiaco? Patrimonio inmaterial que identifica a Bogotá con una sopa. Pero más allá del plato, es un bien cultural en relación con la historia de las costumbres dietéticas, del aprovechamiento de los recursos naturales, el mestizaje de productos españoles e indígenas, para ser una marca de identidad y bien común de la ciudad.

Lo anterior es un ejemplo de cómo un objeto o bien cultural, como el ajiaco incluye valores patrimoniales como el histórico, el ambiental: los ingredientes, cultural: el mestizaje de los productos, que nos permite otra dimensión de comprensión. Como se ha resaltado el patrimonio es lo que identifica, representa y permite la reproducción del colectivo. Haré una breve lista de ejemplos de lo que puede ser patrimonio en Bogotá, como perspectiva a nuevos y alternativos análisis históricos.

3.1 Pantanos y nido de ratas a oasis de vida y reivindicación. El patrimonio biológico.

Para muchos bogotanos es desconocido qué es una Tingua (Porphirio martinica), un ave endémica y única del altiplano Cundiboyacense, su habita son los humedales de la sabana de Bogotá. A comienzos del siglo XX hubo 50.000 hectáreas de humedales en los alrededores de la ciudad, a comienzos de este nuevo siglo, solo quedan 800 hectáreas de estos espejos de agua. El crecimiento urbano devoró literalmente estos ricos ecosistemas acuáticos. Por años fueron combatidos y desaparecidos bajo toneladas de escombros y la construcción de conjuntos residenciales, en nombre de la salud pública y el progreso de la ciudad[5].

Unas décadas atrás para nuestros abuelos y padres, un humedal era connotación de lugares de crimen, malos olores y un feo problema urbano. Los recientes discursos en torno a la protección de la naturaleza, y la preocupación por el futuro, permitieron la movilidad generacional de la idea de un espacio negativo, a un lugar donde los conocimientos ancestrales sobre plantas endémicas, animales nativos y paisajes propios, dio cabida a las luchas barriales y de grupos de jóvenes, que reivindicaron como bandera de identidad, la protección de los humedales. En la actualidad son casos de importancia internacional, los humedales Santa María del Lago, Córdova y el más representativo por las implicaciones sociales, el humedal de la Conejera en la localidad de Suba, no son solo patrimonio de las comunidades que lo protegieron sino de la ciudad[6].

Este ejemplo sobre humedales y espacios naturales de relevancia, nos muestra que la protección de la naturaleza como patrimonio, no es solo importante por el valor de sus recursos, sino por el proceso histórico y social de lucha, por crear y activar un capital común, la conjunción de la historia con los estudios ambiéntales.
  
3.2 Entre piedras y arena, historia de chircales y canteras[7]. El patrimonio Geológico.

Qué hubiera pasado en la vida de padre Camilo Torres Restrepo **, de no haber conocido los chircales del sur de la ciudad, gran parte de sus inquietudes por las desigualdades  sociales no habrían germinado al conocer la brutalidad y dificultades, de aquellos que basaron su sobrevivencia, al raspar arena de las lomas y cocer ladrillos al frio y la aridez del sur de la ciudad.

Hablar de recursos geológicos, no despierta gran interés, ya que están debajo de nuestros pies, muy hondos en el suelo, por lo tanto pasa desapercibido para la mayoría de las personas. En el siglo XIX, para los bogotanos, los chircales fueron un paisaje habitual y domínate en los cerros orientales. Fueron un tema común en las tertulias y las ordenanzas municipales, por los estragos que causaron los chircales ubicados arriba del paseo Bolívar (hoy avenida circunvalar entre calles tercera y 26) sobre los bienes y personas de esta zona de la ciudad[8].

En la actualidad, las grandes canteras de grava y material pétreo (fundamental para elaborar concreto) ubicadas en la cuenca media del río Tunjuelo, y los chircales de Ciudad Bolívar y la localidad de Usme, son un recuerdo de las huellas que marcaron la fisonomía de la ciudad en el siglo XIX y siguen marcando un siglo después a  la ciudad. Su legado ayer como hoy, son las luchas por cerrarlos, y evitar sus efectos ambientales sobre las personas que viven en sus alrededores.

Este tipo de recurso, un elemento con efecto negativo sobre el ambiente, se patrimonialaza por ser referente de lucha social. Es el caso de las actuales organizaciones sociales de la cuenca del río Tunjuelo, los cuales nos muestran cómo un recurso natural con un  alto valor económico (las canteras son propiedad de multinacionales) y un amplio alcance social, fuente de empleo en la zona,  identifica una causa social y un movimiento por la defensa del paisaje y la salud pública.

Es redundante mencionarlo, pero estos grandes agujeros en la tierra, visibles desde el espacio, y las manchas amarillas que carcomen los cerros sur occidentales y orientales (localidades de cuidad Bolívar y Usme) son un distintivo que representa las exigencias, y causas del movimiento social y ambiental del sur de la ciudad. Nos muestra un ejemplo de cómo recursos geológicos y lucha social, son activadores de patrimonio[9].

3.3 Del sendero muiscas al palo del ahorcado, la construcción del territorio y sociedad. Patrimonio cultural o etnográfico[10].

Porcentaje representativo de las luchas y los movimientos sociales en Bogotá, está mediado por intereses y reivindicaciones en torno a los problemas ambientales, la representación política y la exclusión económica. El movimiento social ha crecido alrededor de crear símbolos que les de una representatividad y una unidad como grupo. La naturaleza y los procesos históricos son fuente para crear estos distintivos de identidad.

El Palo del Ahorcado en Ciudad Bolívar, ubicado en el barrio Arbolizadora Alta, debe su importancia a su estratégica posición, en una lugar que domina una amplia extensión de terreno, lo hace visible a todos en esta zona, sumado a que por varios años fue de los pocos arboles sobrevivientes a la urbanización de Ciudad Bolívar. Por años ha acogido las peregrinaciones de los viernes santos, además de recoger las leyendas de suicidas y apariciones de fantasmas y espantos.

Todos estos elementos donde la religión, la superstición y el referente geográfico para los habitantes, se han convertido en un símbolo de identidad y representatividad. Este árbol ha acompañado la urbanización y la vida cotidiana de esta zona de la ciudad, su  presencia física e imaginaria, a través del tiempo se ha vuelto un bien cultural, construido por la comunidad[11].

En la localidad de Usme se viene utilizando el legado Muisca, en procesos de construcción social y territorial. Grupos juveniles como Corporación  Casa Asdobas, liderado por Héctor Vázquez “Morris” quien con otro grupo de jóvenes y Ong´s, han realizado una serie de actividades, como caminar la localidad, llevando a cientos de niños, estudiantes de los colegios locales, voluntarios y curiosos. Quienes  han puesto nombres a trochas y caminos como el sendero Muisca, en Usme o el sendero Suany en la zona sur del parque entre nubes[12]

Este tipo de actividad, que si bien es lúdica y pertenece  al mundo del senderismo, es una forma figurada de apropiarse del territorio por los jóvenes de la comunidad, y es identificar el territorio con el pasado ancestral, y volver este legado un símbolo de identidad propio. Este tipo de actividades donde se reivindica el capital etnológico, es un interesante caso a estudiar, de cómo se realiza la apropiación simbólica y física del espacio biofísico y cómo se construye y activa el patrimonio cultural.

  1. Alcances de las nuevas definiciones en torno al patrimonio.

Como se ha analizado, tenemos un amplio abanico de opciones para identificar qué es patrimonio. En el caso que se comentó sobre la construcción del patrimonio etnográfico y cultural, que se activa desde las bases sociales, nos permite una inquietante pregunta, ¿Quién construye y hace el patrimonio? ¿El científico social, las elites, la sociedad en su globalidad? Es una pregunta capciosa que le da razón a todas las posibles respuestas.

La solución a esta pregunta nos permite varias opciones para su construcción y definición. Me atreveré con tres sugerencias, orientadas a una visión más amplia sobre el concepto patrimonio. Una primera alternativa es el enfoque del problema,  abordado desde las ciencias sociales y ambientales o juntas desde los estudios interdisciplinarios, nos abre la posibilidad de definir el patrimonio fuera de los museos y ponerlo a las necesidades más apremiantes del desarrollo sostenible y la conservación de la naturaleza y las tradiciones sociales.

Una segunda opción es la pertinencia y oportunidad de los estudios en patrimonio sobre entornos sociales complejos o vulnerables. Al superar las ideas preexistentes sobre el carácter de elite e inmovilidad espacial y temporal, hay que poner de frente  a la comunidad con su legado material e inmaterial, como una opción de identidad y reivindicación de derechos sociales y culturales, como iniciativa a alternativas políticas y económicas de desarrollo.

La ultima sugerencia para identificar quien construye o hace el patrimonio, es la inventiva, imaginación y pertinencia para plantear el problema, esto puede sonar muy metafísico y espiritual, pero en el caso del patrimonio intangible o inmaterial, su uso y vivencia esta caracterizado por la cotidianidad y su empleo común, muchas veces por no decir todas las ocasiones, pasa desapercibido toda su carga y legado cultural, social y ambiental, por ende su desaparición a veces es solo un sordo sonido en la inmensidad.

Abrir el debate sobre la  importancia del patrimonio histórico, natural y cultural es función nuestra como historiadores, antropólogos u otros científicos. En nuestro contexto nacional, cruzado por una larga guerra que ha generado procesos de desarraigo del territorio (desplazamiento forzado) primer escenario de la creación del patrimonio, de una apertura económica que cambió los modelos y artes tradicionales de producción rural y la globalización de nuestras costumbres, lenguaje y comportamientos sociales. Es imperativo el rescate e identificación de nuestro legado, no solo como un modelo y alternativa de análisis a los procesos sociales, sino como reivindicación de nuestra identidad cultural y conservación de nuestros recursos sociales y naturales.

5. COCLUSIONES.

Un parque infantil sin la presencia de los niños, solo es un espacio vacío en la ciudad, igual ocurre con el patrimonio si no se conoce y vive, irremediablemente esta condenado a desaparecer. El patrimonio mas allá de ser un objeto en una vitrina de un museo, un cuadro colgado en una pinacoteca, o un bonito edificio del siglo XIX, es un concepto que representa identidad, pertenencia y mantiene viva las raíces de la sociedad.

Debemos ser solo testigos de bienes muebles e inmuebles inertes, o dar vida a lo material e intangible. Y aquí hay otra puerta de oportunidades para el científico social. Lo que hace especial al patrimonio es su vitalidad para lograr que se conozca y que se mantenga vivo. La divulgación y difusión del patrimonio es un ejercicio pendiente en Colombia, aun creemos que es solo responsabilidad del Ministerio de Cultura o las secretarías locales encargadas del tema.

También nos concierne, como ejercicio narrativo y propuesta metodológica, sacar el conocimiento de la academia y ponerle cara y rostro a las necesidades que muchas personas que tienen por curiosidad e inquietud, saber sus orígenes  como colectivos y proyecto social. La difusión y divulgación del patrimonio nos ofrece alternativas al ejercicio profesional.

Más allá de la historia, hay un océano de alternativas en estudios patrimoniales para los historiadores, pues nos permite desde otras disciplinas y conocimientos abordar cuestiones esenciales de los procesos sociales: que nos identifica, con que mecanismos se reproducen las sociedades y proponer soluciones a problemas que desde otras vertientes del conocimiento se han estancado. Como el desarrollo sostenible, tecnologías alternativas y de bajo impacto energético, que desde la historia y el rescate de lo patrimonial nos puede ofrecer respuesta a esta y otras preguntas en la actual coyuntura social y ambiental.




*Osorio Osorio, Julián Alejandro. (2008) ¿el patrimonio para qué? Opciones y perspectivas de análisis social, histórico y ambiental. En; Grafía, cuaderno de trabajo de los profesores del Departamento de Humanidades, Universidad Autónoma de Colombia. Bogotá: Universidad Autónoma de Colombia, Noviembre de 2008,  pp. 189 a 194. ISSN: 1692 – 6250. (articulo protegido por Copy Right)
** Camilo Torres Restrepo. Bogotá (1929 - 1966)  Sacerdote católico, Pionero en Colombia en la  teoría de la Liberación, co-fundador con Orlando Fals Borda de la Facultad de sociología de la Universidad Nacional de Colombia.y uno de los fundadores del Ejercito de Liberación Nacional - ELN. 


6. BIBLIOGRAFÍA.


DAACD (Departamento Administrativo de Acción Comunal Distrital). Bogotá, historia Común, ganadores del concurso de historia barriales y veredales, Bogotá: DAACD, 1998.

ESCALERA REYES, Javier- “La fiesta como patrimonio”. Boletín del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico, nº 21 p. 53.

FERNÁMDEZ DE PAZ, Esther y AGUDO TORRICO, Juan. Patrimonio cultural y museología. Santiago de Compostela: AGA Y FAAEE, 1996.

MARTÍNEZ HERNANDEZ, Juber, y Varios autores. Historia de los humedales de Bogotá. Bogotá: Departamento Técnico del Medio Ambiente, 2000.

OSORIO OSORIO, Julián Alejandro. El río Tunjuelo en la historia de Bogotá. Bogotá: Secretaría Distrital de Cultura, Recreación y Deporte – Observatorio de Cultura Urbana, octubre de  2007.

PEÑA, Segundo José.  Informe de la Comisión Permanente de Agua. Bogotá: Imprenta Nacional, Antiguo Convento de las Clarisas, 1896.

PONGA, José Miguel. “Patrimonio cultural y patrimonio etnológico” Culturas e identidades. Barcelona: Bardenas, 1997, pp. 203 – 209-

PRATS, Lloren. Antropología y patrimonio. Barcelona: Ediciones Ariel, 1997.


RODRIGUEZ BECERRA, Salvador.”Patrimonio cultural, patrimonio antropológico y museos de antropología”. Boletín Instituto de Patrimonio Histórico. Nº 21(1997) pp. 42 – 52.


ENTREVISTAS:
VAZQUEZ, Héctor. Entrevista. Bogotá: 20 de octubre de 2006.

PÁGINAS WEB:
www.earth.google.com/Bogotá/ río Tunjuelo.

http://www.ramsar.org



[2] Sobre debates en torno a que es patrimonio y su definición, Véase: PRATS, Lloren. Antropología y patrimonio. Barcelona: Ediciones Ariel, 1997.
[3] Sobre los cambios urbanos y arquitectónicos sobre Bogotá, los trabajos de los Historiadores Julián Vargas y Germán Mejía, son un referencia obligada sobre la historia urbana, y social de Bogotá.
[4] ESCALERA REYES, Javier- “La fiesta como patrimonio”. Boletín del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico, nº 21 p. 53. Y FERNÁMDEZ DE PAZ, Esther y AGUDO TORRICO, Juan. Patrimonio cultural y museología. Santiago de Compostela: AGA Y FAAEE, 1996, p. 203
[5] MARTÍNEZ HERNANDEZ, Juber, y Varios autores. Historia de los humedales de Bogotá. Bogotá: Departamento Técnico del Medio Ambiente, 2000, pp., 16 y 17.
[6] Véase: Convenio Internacional Ramsar: http://www.ramsar.org
[7] Los chircales son explotaciones mineras artesanales, que consisten el labrar taludes o muescas, en las laderas de la montaña, para extraer arena, empleada en la construcción en Bogotá.
[8] PEÑA, Segundo José.  Informe de la Comisión Permanente de Agua. Bogotá: Imprenta Nacional, Antiguo Convento de las Clarisas, 1896.
[9] Para observar el impacto en las canteras en le sur de la ciudad Véase: www.earth.google.com/ Bogotá río Tunjuelo.
[10] Algunos autores identifican como uno solo lo etnográfico y lo cultural, para efectos prácticos haremos la separación de los dos conceptos solo por hacer énfasis en un patrimonio único.
[11] DAACD (Departamento Administrativo de Acción Comunal Distrital). Bogotá, historia Común, ganadores del concurso de historia barriales y veredales, Bogotá: DAACD, 1998.
[12]  VAZQUEZ, Héctor. Entrevista. Bogotá: 20 de octubre de 2006. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario